Ambos medicamentos juegan un papel muy importante en la sociedad y sin ellos no se podrían curar muchas enfermedades y empeoraría nuestra calidad de vida. Para tener más claras sus semejanzas y diferencias, desglosamos seis de ellas:
- Composición: Los genéricos contienen el mismo principio activo, en la misma concentración y la misma forma de dosificación que los fármacos de referencia, y deben actuar de la misma forma en el cuerpo humano. La única diferencia entre ellos podría radicar en los excipientes.
- Regulación: Tanto unos como otros tienen que pasar estrictos controles de seguridad, eficacia y calidad de las autoridades sanitarias nacionales e internacionales antes de ponerse a disposición de los pacientes. Los genéricos, además, deben demostrar su bioequivalencia (que funcionan de la misma manera en el organismo) con el original.
- Calidad: Ambos fármacos deben cumplir los mismos estándares de calidad en cuanto a desarrollo, fabricación y control de calidad y condiciones de suministro. Por tanto, los genéricos se fabrican en plantas que cumplen los requisitos de buenas prácticas y se someten a inspecciones periódicas, igual que los originales.
- Nombre: Los fármacos originales pueden llevar la marca elegida por el laboratorio que lo ha desarrollado, dentro de los autorizados por las autoridades sanitarias. Los genéricos tenían la obligatoriedad de llamarse igual que el principio activo del medicamento de referencia, es decir, su denominación común internacional (DCI), o con el nombre de marca creado junto con su DCI. Ahora ya pueden denominarse solo por un nombre de marca. La manera de identificarlos es gracias a las siglas EFG (Especialidad Farmacéutica Genérica) que están obligados a tener impresas en el envase.
- Acceso: Los medicamentos de marca, tras obtener las autorizaciones de comercialización pueden llegar a los pacientes. Los medicamentos genéricos deben esperar a que venza la patente del fármaco original.
- Precio: Los medicamentos innovadores tienen un precio más elevado que los genéricos ya que tienen que amortizar los costes de investigación.
Fuente: apoyatusalud.com