Un programa de rehabilitación respiratoria puede estar constituido por varias partes, pero no es cierto que el tuyo las incluya por completo. A continuación te indicamos las más comunes, para que si sientes necesitar de alguna de ellas puedas conversar con tu terapeuta.
Ejercicio físico
Todos los datos que los especialistas encargados de la rehabilitación recopilan al inicio de tu programa les ayudarán a crear un plan que se adapte a tus capacidades y necesidades. Ellos diseñarán el plan para mejorar tu resistencia y fuerza muscular, para que puedas realizar las actividades diarias con mayor facilidad.
El plan probablemente incluirá ejercicios para tus brazos y piernas. Puedes usar una cinta de correr, una bicicleta estacionaria o pesas para hacer tus ejercicios.
Si no puedes manejar largas sesiones de ejercicio, tu plan puede incluir varias sesiones cortas con descansos intermedios. Mientras haces ejercicio, el personal médico puede controlar tus niveles de oxígeno en la sangre con un dispositivo que está conectado a tu dedo.
Esta fase de actividad física constituye la base de la rehabilitación respiratoria y, probablemente, tendrás que hacer tus ejercicios al menos tres veces a la semana para obtener los mayores beneficios de ellos.
Asesoramiento nutricional
Los datos que el grupo de especialistas encargado recolecta cuando inicia el programa de rehabilitación te mostrarán si tiene sobrepeso o si sufres de obesidad. Ambas condiciones de peso excesivo pueden dificultar la respiración. En particular si tiene sobrepeso, la grasa alrededor de su cintura puede empujar contra tu diafragma (el músculo que te ayuda a respirar). Esto le dará a tus pulmones menos espacio para expandirse durante la respiración. Tu terapeuta puede recomendar un plan de alimentación saludable para ayudarte a perder peso.
También puedes tener problemas respiratorios si tienes bajo peso. Algunas personas que tienen enfermedades pulmonares crónicas tienen problemas en mantener el peso. Si pierdes demasiado peso, puedes perder masa muscular y esto puede debilitar los músculos utilizados para respirar. En este caso el especialista puede recomendar un plan de alimentación saludable para ayudarte a ganar peso. También puede darte suplementos de calorías y proteínas para ayudarte a evitar la pérdida de peso y la pérdida de masa muscular.
Técnicas de Conservación de Energía
Una forma de ayudar a prevenir síntomas como la falta de aliento es encontrar formas más fáciles de hacer las tareas diarias. Los programas de rehabilitación pulmonar a menudo te dan consejos sobre cómo puedes conservar tu energía y respirar más fácilmente. Estos consejos incluyen formas para enfrentar algunas tareas de forma diferente, como por ejemplo levantar peso. Dichos movimientos usan energía y tensan los músculos abdominales, lo que dificulta la respiración.
El estrés también puede agotar la energía y hacer que te falte la respiración. Por este motivo muchos programas de rehabilitación enseñan habilidades de relajación y formas de evitar o aliviar el estrés.
Técnicas de respiración
Mientras estés en rehabilitación, aprenderás técnicas que pueden mejorar tu respiración. Por ejemplo, puedes aprender a tomar respiraciones más largas, profundas y menos frecuentes. Un ejemplo de este tipo de ejercicio es la respiración con los labios fruncidos.
La respiración con los labios fruncidos disminuye la frecuencia con la que respiras y mantiene las vías respiratorias abiertas por más tiempo. Esto permite que entre y salga más aire de sus pulmones para que puedas estar más activo físicamente.
Para respirar con los labios fruncidos, respira por la nariz. Luego, exhala lentamente a través de los labios ligeramente fruncidos, como si estuviera apagando una vela. De esta forma exhalarás dos o tres veces más lento de lo que inhalas. A algunas personas les resulta útil contar hasta dos al inhalar y hasta cuatro o seis al exhalar.
Otras estrategias de respiración incluyen optimizar la posición de tu cuerpo para que sus pulmones puedan expandirse más cuando inhalas. También puedes aprender a usar tus músculos abdominales para exhalar de manera más efectiva.
Si tienes fibrosis quística u otra afección que está causando una acumulación de moco en las vías respiratorias, se te enseñará cómo suavizar y expulsar el moco. Por ejemplo, puedes aprender técnicas como la fisioterapia torácica (CPT por sus siglas en inglés) y una respiración más efectiva.
La CPT implica que alguien golpee tu pecho y la espalda una y otra vez con sus manos ahuecadas. Esto suaviza la mucosidad de los pulmones para que puedas expulsarla. También existen dispositivos que te permiten hacer la CPT para percutir tu pecho y espalda suavizando el moco sin ayuda de otra persona.
Asesoramiento psicológico y apoyo.
Las personas que tienen enfermedades pulmonares crónicas son más propensas a la depresión, la ansiedad y otros problemas emocionales. Por lo tanto, muchos programas de rehabilitación respiratoria ofrecen asesoramiento psicológico o grupos de apoyo. Si tu programa no lo hace y te sientes deprimido o ansioso, no dudes en conversar con tu terapeuta que puede referirte a dichos servicios.
Fuente: https://oxystore.es/