¿Qué tienen en común la toronja, el brócoli y las fresas?
Son alimentos con alto contenido de vitamina C que, según un estudio británico podrían ayudar a evitar las cataratas.
Las cataratas son la opacificación del cristalino, que ocurre naturalmente con la edad. Esta afección es la principal causa de ceguera en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud.
Investigadores del King’s College de Londres examinaron datos de más de 1,000 pares de mujeres mellizas para ver qué factores podrían ayudar a controlar el desarrollo de cataratas. Estudiaron la ingesta de vitamina C y otros nutrientes en alimentos y suplementos. Registraron también el grado de opacidad de los cristalinos, a aproximadamente los 60 años de edad, mediante el seguimiento de un subgrupo de 324 pares de mellizas, transcurridos 10 años.
Las mujeres que dijeron consumir más alimentos ricos en vitamina C presentaron una reducción de riesgo de 33 por ciento en la progresión de las cataratas durante el período de diez años, según el estudio. Además, en términos generales, sus cristalinos presentaban un mayor grado de claridad.
El Dr. Christopher Hammond, FRCOphth, profesor de oftalmología del King’s College de Londres, autor del estudio, indicó que “Aunque no podemos evitar por completo el desarrollo de cataratas, sí podemos retrasar su inicio y evitar que empeoren significativamente mediante el consumo de una dieta rica en vitamina C”. Los investigadores señalaron que los hallazgos se refieren sólo a la vitamina C que se encuentra naturalmente en los alimentos y no a la que se consume en suplementos.
La vitamina C es un potente antioxidante. El líquido al interior del globo ocular contiene normalmente una alta proporción de un compuesto similar a la vitamina C que ayuda a evitar la oxidación que lleva a la opacificación del cristalino. Los científicos consideran que consumir una mayor cantidad de vitamina C en la dieta podría aumentar el volumen de este compuesto alrededor del cristalino, ofreciéndole así una mayor protección.
Debido a que el estudio se realizó en parejas de mellizas, el equipo pudo también calcular la importancia de la genética versus los factores ambientales en la progresión de las cataratas. Mientras que los factores ambientales, como la dieta, mostraron una incidencia del 65 por ciento, los factores genéticos sólo representaron un 35 por ciento, lo que indica que la dieta y el estilo de vida pueden desempeñar un papel más importante que la genética.
Referencia: www.aao.org