Más de la mitad del tiempo que las personas están despiertas, transcurre en el lugar de trabajo. Durante esta cantidad de horas, trabajadores y empresarios deberían prestar más atención al cuidado de la salud.
Los beneficios del concepto de la salud en el trabajo son valiosos tanto para empleados como para los empleadores, ya que estudios han demostrado que las iniciativas en el lugar de trabajo pueden contribuir a reducir el ausentismo por enfermedad en un 27% y los costos de atención sanitaria para las empresas en un 26%. Más aún, la importancia de este problema también es económico, ya que en muchos países las enfermedades relacionadas con el ámbito laboral ocasionan pérdidas que van del 4 al 5% del PBI.
Llamativamente, la «buena salud» es un requisito indispensable para el ingreso a una empresa, sin embargo, en general, no existen políticas que procuren el mantenimiento de esta condición.
Lograr un ambiente saludable de trabajo, donde se proporcione una protección de la salud y prevención de enfermedades, mejora las relaciones sociales y la autoestima de los empleados, generando efectos positivos para el bienestar personal.
Se ha probado científicamente una clara asociación entre trabajos bajo presión y aumento en la tasa de tabaquismo, escasa adherencia a la actividad física y consumo de alimentos poco saludables durante la jornada laboral. Enfermedades no transmisibles (generadas por exposiciones a riesgos en el trabajo), problemas en el corazón y depresión pueden ser provocadas por el estrés laboral, generando licencias de larga duración.
Existen equipos especializados encargados en diagnosticar el estado de salud de los empleados, y así establecer estrategias de trabajo a corto y largo plazo para optimizar y mejorar la situación. Los chequeos médicos periódicos son una herramienta fundamental para poder detectar problemas «silentes» que permitan abordarlos en una etapa temprana y así modificar el curso de la enfermedad. Ejemplo de esto son los pacientes que desconocen tener la presión arterial elevada. Una vez hecho el diagnóstico, se puede establecer un tratamiento precoz y evitar que genere daños secundarios como ACV o ataques cardíacos.
Teniendo en cuenta que tres de las cuatro comidas del día se llevan a cabo en el ambiente laboral, es necesario implementar medidas de alimentación saludable, promoviendo el consumo de verduras, carnes magras, pollo, frutas y bajo contenido de grasas y sal.
Las largas jornadas laborales disminuyen la probabilidad de que los trabajadores puedan realizar actividad física fuera del horario laboral, conociendo el importante beneficio que genera en la salud de las personas. Sin embargo, se ha demostrado que ir en bicicleta al trabajo reduce un 26% las chances de tener problemas cardíacos. Es por esto que se debería aconsejar e incentivar el uso de esta herramienta para trasladarse en forma cotidiana.
Alteraciones en la calidad y duración del sueño han demostrado afectar la salud y favorecer también la presencia de enfermedades cardiovasculares. Es por esto que tienen que existir programas que eduquen a los empleados a cumplir con la cantidad de horas de sueño recomendadas.
Los espacios de trabajo tienen que ser ambientes libres de humo, debido a los perjuicios para la salud del cigarrillo y su relación con enfermedades cardiovasculares, pulmonares y cáncer, tanto para los que fuman como para las personas cercanas, hoy en día llamado humo de segunda mano.
La implementación de jornadas y charlas de educación sobre diferentes aspectos de la salud, son una herramienta fundamental para la promoción de la misma y la prevención de enfermedades a corto y largo plazo.
Fuente: infobae.com