No hay memoria tan precisa, tan vívida y evocadora como la que se recupera a través del olfato, y va tan unida a las sensaciones que se experimentaron junto al olor.

¿Te imaginas no poder utilizar alguno de tus sentidos? Solemos dejar el olfato como uno de los menos importantes. No nos damos cuenta de lo mucho que nos ayuda en nuestro día a día.

La comida nos gusta más o menos en función de su aroma, nos atraen las personas según el perfume que utilicen, los lugares nos parecen más o menos limpios según como huelan. Además, el olfato nos hace revivir sensaciones, momentos y hasta personas. Pero, también muy importante, nos previene de peligros como el fuego, un escape de gas o de otros tóxicos.

¿Cómo funciona el olfato?

Este sentido funciona a través de la nariz. A través de ella percibimos las distintas sustancias que tienen que tener la capacidad de ser volátiles. Estas sustancias ingresan a través de los orificios nasales, dentro de los cuales se encuentran con una gran cantidad de pelos que filtran las partículas que pueden resultar dañinas al sistema respiratorio, eliminándose muchas de ellas mediante mucosa nasal, y otras mediante el estornudo. Los olores son percibidos y se genera una respuesta en nuestro cerebro: nos abre el apetito, nos relaja, generan rechazo….

Ahora bien, ¿cómo cambiaría nuestra vida sin él?

Unas 400.000 personas presentan alteraciones del olfato en España

La sinusitis crónica y la poliposis nasal son las principales causas de alteraciones del olfato, pero también puede ser por virus, por traumatismos, sustancias químicas, medicamentos, y en algunos casos pueden estar asociadas a enfermedades neurodegenerativas, especialmente la enfermedad de Alzheimer y la enfermedad de Parkinson. Sin embargo, la sinusitis crónica es, con mucho, la causa más frecuente de pérdida de olfato y supone el 75% del total de pacientes que acuden a la consulta de Otorrinolaringología con este motivo de consulta. El resto de las causas son menos frecuentes. También se pierde con la edad y es peor en el varón, probablemente por factores hormonales. Hay personas que pierden el olfato por completo (anosmia) o parcialmente (hiposmia). Otros enfermos acuden a la consulta porque las cosas les huelen mal (cacosmia) o de forma distorsionada (disosmias)

¿Es posible recuperarlo?

Hasta hace muy poco estas alteraciones no tenían solución, pero una nueva terapia de rehabilitación olfatoria, ha permitido mejorar a enfermos con pérdidas o alteraciones del olfato de hasta 10 años de evolución. La técnica se basa fundamentalmente en el entrenamiento de los catadores de vino y en la terapia ocupacional, la rehabilitación parte de la asociación de respuestas automáticas a determinados olores. Con paciencia y repetición, el paciente va enseñando de nuevo a su cerebro a identificar los olores y a recuperar la calidad de vida que tenía antes de sufrir esta pérdida.

EL futuro, prometedor, sigue trabajando en nuevas terapias con células madre y técnicas de diagnóstico porque, aunque a veces nos paremos poco a pensarlo en la vida, “no hay memoria tan precisa, tan vívida y evocadora como la que se recupera a través del olfato, y va tan unida a las sensaciones que se experimentaron junto al olor.” (Dolores Redondo). Por narices que hay que seguir trabajando en ello.

 

 

 

Fuente: larazon.es