La Universidad de Tel Aviv realizó un estudio en el que demostró que comer azúcares, dentro de los que obviamente se incluye el chocolate, en un desayuno de no más de 600 calorías ayuda a bajar de peso. Sin embargo, es necesario sumar proteínas y carbohidratos.
La base de esto es que durante la mañana, nuestro organismo es más activo y tiene la capacidad de quemar todas aquellas calorías adicionales que se puedan consumir durante el día. Si evitamos del todo los dulces se puede crear una adicción psicológica a largo plazo.
Si se satisface el “deseo” de comer cosas dulces o postres bien temprano, el organismo ya no tendrá antojo de ellos durante el día.
Estos resultados surgieron a partir de un experimento realizado con alrededor de 200 personas adultas, todas ellas enfermedades de obesidad. Se dieron cuenta que quienes comían galletitas o chocolates en su primera comida del día, adelgazaban más que los que no lo hacían.
En concreto, mientras la mitad del grupo ingería una dieta baja en carbohidratos con un desayuno de solo 300 calorías, la otra mitad de los participantes desayunaba un total de 600 calorías, con alimentos ricos en proteínas y carbohidratos, incluyendo un trozo de torta de chocolate. Aunque al principio todos perdían el mismo peso, a la larga (en 32 semanas) el segundo grupo perdió una media de 18 kilos más.
Fuente: salud360.cienradios.com