Desde el Instituto de Obesidad hoy os acercamos un estudio de interés para los adultos con sobrepeso y obesidad. Al parecer, aquéllos que siguen una dieta que intercala productos de granos refinados (como el pan blanco o la pasta) con variedades de granos enteros, comen menos, pierden peso y reducen la inflamación asociada a su enfermedad. Así lo acaban de comunicar expertos del Instituto Nacional de Alimentos, de la Universidad Técnica de Dinamarca tras llevar a cabo un estudio publicado en ‘Gut’.
El efecto beneficioso de comer granos integrales en lugar de productos de granos refinados está bien documentado. Los estudios epidemiológicos han demostrado que el consumo de granos enteros disminuye el riesgo de por, ejemplo, enfermedades cardiovasculares.
Los granos enteros son las semillas de diferentes granos (como el trigo, el maíz, el centeno, la avena, el arroz o la cebada) que conservan las tres partes que los componen. Cuando los granos se refinan para que luzcan “blancos”, como el pan blanco, el arroz blanco y la pasta, las partes externas del grano se tiran y solo se usa la sección interna y entonces sus nutrientes y en consecuencia su contenido en fibra, se reducen.
Durante la investigación, los autores analizaron a 50 adultos con riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular o diabetes tipo 2. Los análisis de sangre mostraron que los participantes tenían niveles más bajos de inflamación cuando consumían granos integrales. En particular, parecía que el centeno tenía un efecto beneficioso sobre el contenido de marcadores inflamatorios en el plasma. La inflamación es la respuesta natural del cuerpo a una infección, pero algunas personas tienen niveles ligeramente elevados (lo que se conoce como inflamación de bajo grado) aunque no haya infección.
Este es el caso particular de las personas con sobrepeso y obesidad. En estos pacientes, un mayor nivel de inflamación subclínica puede conducir a un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
Pero no sólo. El estudio también muestra que los participantes comían menos cuando su dieta se basaba en granos integrales, presumiblemente porque su consumo causa saciedad, por su mayor contenido en fibra y, generalmente, además ayuda a la pérdida de peso.
“Nuestro análisis confirmó que existe una base científica sólida para la recomendación dietética de comer granos enteros. Una buena idea para futuros estudios sería examinar el efecto de varios tipos de granos”, han declarado los autores.
Los 50 participantes del estudio se dividieron aleatoriamente en dos grupos. Un grupo consumió una dieta de granos integrales. Después de un periodo de ocho semanas en el que los participantes cumplieron con su dieta habitual, se pasaron a una dieta donde todos los productos de granos fueron variedades refinadas durante otras tantas semanas. El otro grupo completó el estudio en el orden inverso.
Los datos revelan que una dieta rica en granos enteros reduce el peso corporal y la inflamación sistémica de bajo grado sin inducir cambios importantes en el microbioma intestinal. Desde el Instituto de Obesidad creemos que hay medidas sencillas y fáciles de adoptar que pueden hacer mucho por la salud y el peso de nuestros pacientes. Nuestro equipo de expertos estará encantado de solventar cualquiera de sus dudas.
Fuente: institutodeobesidad.com